Trump saca a los teléfonos, chips y ordenadores de los aranceles recíprocos, incluido China
La medida busca beneficiar a marcas como Apple o Intel, tras el descalabro en Bolsa desde el 2 de abril
Trump da marcha atrás: reduce los aranceles al 10%, excepto para China, que sube al 125%
Washington ha anunciado este sábado una serie de exenciones arancelarias para teléfonos móviles, ordenadores portátiles y otros productos electrónicos y componentes, que no sufrirán las tasas anunciadas el pasado 2 de abril por el presidente de EE.UU., Donald Trump. Es decir, que a estos productos no se aplicará el arancel del 125% a China ni el del 10% que se ha impuesto a todos los demás países.
Según lo publicado hoyen el boletín de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., además de a los productos ya citados, las exclusiones se aplican sobre discos duros, microprocesadores y chips de memoria, así como máquinas utilizadas para fabricar semiconductores, en un guiño al gigante de Taiwan Semiconductor Manufacturing Co.
No es una medida casual, ya que servirá para aliviar el impacto de los aranceles en los consumidores y beneficiar a empresas del país como Apple o Intel, que en las últimas semanas además han sufrido un descalabro en Bolsa por el anuncio de la administración norteamericana.
Desde el 2 de abril, fecha en la que Donald Trump anunció la lista de aranceles, las acciones de Apple han caído un 11%. las de de Intel un 10%, y las de Qualcomm y AMD un 9% respectivamente. Por su parte, la cotización de Nvidia, la empresa que se alterna con Apple como la de mayor valor del mundo. ha permanecido plana en los últimos diez días.
Pausa de 90 días
Estas exenciones en las medidas arancelarias globales de Estados Unidos se suman a la decisión anunciada por Trump este pasado miércoles de pausar durante 90 días la aplicación de los aranceles a la mayoría de los países, a excepción de China, país al se los ha elevado al 145%, aunque posteriormente el gigante asiático respondió con la imposición de un gravamen del 125% a las importaciones de Estados Unidos. Los nuevos aranceles chinos entraron en vigor ayer, tal y como anunció el Comité de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado del Gobierno de Xi Jinping.
Mientras tanto, la Unión Europea, decidió suspender también durante un periodo de 90 días la entrada en vigor de su primera tanda de represalias por los aranceles que Estados Unidos ya impone al acero y aluminio europeo con el objetivo de «dar una oportunidad a la negociación» con Washington, tal y como publicó esta misma semana en la red social X, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El caso de Apple
Un caso paradigmático de esta situación lo representa Apple. La compañía de la manzana, uno de los grandes símbolos de Estados Unidos en materia tecnológica, tiene una exposición externa tan importante que, finalmente, Trump ha tenido que doblar la rodilla. Según diversas estimaciones, en la cadena de valor para la fabricació de un iPhone intervinen cerca de 40 países. Proveedores, fabricantes de chips, pantallas, ensamblajes, manufactura anexa... y todo eso ha sido externalizado desde hace años.
Y el momento último, el de la fabricación del terminal, ha sido delegado a dos mercados: China e India. Al menos, Apple ha tenido el acierto de diversificar mercados, pero ahora, con unos aranceles universales, se econtraba afectado cualquier país, tanto para las compras que se realicen en EE.UU., como los ya existentes entre otros mercados. Es decir, los márgenes de un iPhone empezaban a caer.
Alrededor del 80% de los iPhone que se comercializan en Estados Unidos se fabrican en China, mientras que el otro 20% se producen en India, a pesar de los intentos de Apple orientados a diversificar su cadena de suministro.
Hasta ahora, la estrategia había tenido éxito. Las grandes fábricas de producción están distribuidas globalmente, pero se concentran en China debido a la mano de obra económica y abundante. Los salarios en el país asiático son significativamente más bajos que en Estados Unidos. Además, las políticas fiscales y de licencias en China son mucho más favorables en comparación con las de Europa o Estados Unidos, lo que facilita aún más la producción. Pero ahora se generaba un problema.
Gran competencia
La decisión que se ha tomado, al margen de una defensa de la producción tecnológica americana, también se debe -precisamente- a que las compañías de electrónica de consumo no pueden perder más terreno a nivel mundial con las chinas. Un ejemplo son los smartphones, donde cada vez existen fabricantes de origen chino que ponen a la venta mejores teléfonos y a menor precio. Por tanto, los iPhone no tienen capacidad luchar contra esos terminales si los costes se disparan.
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